La alerta fue desencadenada por una viñeta de la autora Ryo Tatsuki, quien en la edición 2021 de su obra anticipó para el 5 de julio de 2025 un sismo devastador en el mar entre Japón y Filipinas, con olas “tres veces mayores que las del tsunami de 2011”. Aunque no hay base científica que respalde estas afirmaciones, la autora ya había ganado notoriedad al publicar en 1999 otra predicción que coincidió con el terremoto de Tohoku.
La Agencia de Viajes WWPKG de Hong Kong confirmó una baja del 50% en las reservas hacia Japón, mientras que la agencia CLS Holiday reportó una caída de hasta el 80% en las consultas. La influencer de feng shui Qi Xian Yu, conocida como “Maestra Siete”, contribuyó a la viralización del temor con publicaciones donde recomendó evitar Japón durante julio.
A pesar del revuelo, el gobierno nipón desestimó los rumores. La División de Prevención de Desastres del país señaló que “con el conocimiento científico actual, es imposible predecir la fecha y lugar exacto de un terremoto” e instó a la población a no dejarse influenciar por contenidos no verificados.
El impacto real en la llegada de turistas fue limitado según los datos de la Organización Nacional de Turismo de Japón (JNTO), que registró 3.497.600 visitantes extranjeros en marzo de 2025, sin alteraciones significativas.
No obstante, el gobernador de Miyagi, Yoshihiro Murai, advirtió que “la propagación de rumores anticientíficos en redes sociales constituye un problema grave para el turismo”, al tiempo que lamentó el peso de la superstición en las decisiones de viaje.
En Japón, los sismos leves son habituales debido a su geografía pero los expertos aclaran que las probabilidades de un megaterremoto son a largo plazo y no pueden preverse con exactitud. Sin embargo, la narrativa apocalíptica de un manga logró alterar temporalmente la percepción de miles de turistas asiáticos.
Tras analizar a 117 naciones de los cinco continentes, el Foro Económico Mundial posicionó a Japón como líder del ranking global de desarrollo turístico gracias a ser calificado con un 5,2 sobre un puntaje máximo de siete considerando su patrimonio, sustentabilidad ambiental, situación política, facilidad para recibir viajeros procedentes del exterior e infraestructura.
